miércoles, febrero 06, 2008

LOS ANGELES Y DEMONIOS DE DAN BROWN

Los Angeles y Demonios de Dan Brown
Un Ensayo
por Daniel Navarro



“Siempre hay un comienzo que debe inducir al error, un comienzo frío, científico, incluso irónico, intencionadamente situado en primer plano, intencionadamente demorado”. Así se lee en “Ecce Homo”, la obra póstuma de Frederich Nietzsche (1), publicada ocho años después de su muerte, y en donde se invita a una reflexión acerca de su propia vida. Sus palabras me parecen una clara exposición de un método peculiar. Prosigo la lectura:

“Poco a poco, más agitación; relámpagos aislados; desde lejos se hacen oír con un sordo gruñido verdades muy desagradables, hasta que finalmente se alcanza un tempo feroce, en el que todo empuja hacia adelante con enorme tensión. Al final, cada una de las veces, entre detonaciones completamente horribles, una nueva verdad se hace visible entre espesas nubes.”
Esta descripción me parece apropiada para utilizarla como hilo conductor en el análisis de una obra literaria que muestra una tendencia creciente a constituirse una más en la lista de éxitos mercantiles del escritor norteamericano Don Brown, ¿Me permitiría Nietzsche utilizar su esquema para analizar la obra de Brown? Me refiero en particular al título “Angels and Demons”(2)

La historia inicia con el asesinato de un científico descubridor de métodos que permiten la creación y manipulación de antimateria en ambientes controlados. Dicha sustancia tiene el potencial de convertirse en una arma letal y la novela gira en torno a que dicha sustancia es sustraída de las condiciones de laboratorio con fines malévolos. La historia inicia con seriedad las condiciones iniciales y puedo decir que el comienzo frío, científico del que habla Nietzsche se cumple cabalmente. La historia es ajustada a los cánones del conocimiento sobre la física de partículas elementales.

No obstante, el carácter de un homicidio que posteriormente se convierte en una cadena de asesinatos provoca de inmediato que se genere un sentimiento de fastidio, el cual Brown en forma comedida va construyendo con laboriosidad. Sobre un sentimiento detectivesco que raya en el aburrimiento, el héroe llamado John Langon, de nacionalidad norteamericana, va resolviendo una serie de acertijos absolutamente prefabricados y que en poco contribuyen a la fluidez de la historia.
Debido a que la “bomba” de antimateria tiene como objetivo hacer desaparecer al Vaticano del mapa, y también al hecho de que quien se adjudica el robo y los asesinatos es una organización medieval asociada a los masones y a los científicos (denominados Illuminati), la historia presenta un revoltijo de caracteres que pronto se torna en una masa informe de nombres y estructuras romanas. El escenario transcurre casi en su totalidad en El Vaticano, ese diminuto país que subsiste como un anacronismo en la geografía del poder. Es imperativo anotar que el detalle del escrito de Brown palidece cuando es comparado con el magistral texto de Alejo Carpentier (similarmente localizado en el recinto papal); me refiero naturalmente a su título “El Arpa y la Sombra” 3)

Al alcanzar la mitad del libro, la historia se ha caído; sin llegar a la cúspide, iniciamos el descenso. El desenlace todavía no se presenta y la lectura inicia una andanza por tierras fangosas. El tempo feroce se pierde en una serie de personajes que poco contribuyen a la historia (un periodista y una camarógrafa de la BBC, por ejemplo). Sin omitir la enorme cantidad de nombres comerciales que aparecen en forma quizás gratuita dentro del texto.

Considerando que la totalidad de la novela transcurre en un período de 24 horas, el final es inesperado, no tanto por los méritos del escritor por conducir al lector por la senda inteligente, sino por lo artificial y poco creíble del desenvolvimiento. La revelación final toma un par de hojas e incluye al héroe con tintes de invencibilidad, saltando desde un helicóptero a grandes alturas, sin que se produzca una magulladura.

La candidez del escritor lo empuja a escribir en la última parte, en la revelación final del escrito, aquella profunda creencia salvadora de toda una Nación que se asigna a sí misma esta tarea:

“God had found a way. The Camerlengo even understood now why Robert Langdon had been saved. It was to bring the truth. To compel this ending.
“This was the sole path to the church’s salvation!” 4)
Dios salva al héroe para que salve al Vaticano, a la Iglesia Católica, de un acto demente y destructivo de uno de sus propios elementos. El autor presenta un punto de vista sumamente provinciano y regionalista que hace difícil de entender el fenómeno de masas que sus escritos han generado. En el Código de Da Vinci, el mismo personaje continúa sus nuevas aventuras de acertijos y mundos medievales.

Al final cierro la novela y la acomodo en uno de los espacios de un librero atestado. Me queda el sentimiento de que hay demasiadas baratijas acomodadas en mi estante. Afortunadamente, sobre mi escritorio continúan Carpentier, Borges, Rulfo, Paz.

Alguna vez he pensado que el futuro de la literatura difícilmente se podrá generar en el mundo de la lengua inglesa norteamericana. Las enormes innovaciones las he visto brillar en espléndidas obras escritas originalmente en lengua española. Por supuesto que dicha opinión puede ser falsa. Es posible que haya elegido un mal libro para iniciar esta serie de ensayos. Es posible que esté completamente equivocado, lo admito.
Pero también es posible que esté en lo correcto.



Notas
1) Fiedrich Nietzsche. “Ecce Homo”. Obra póstuma, publicada originalmente en 1908; Grupo Editorial Tomo, SA de CV, México D.F., Edición septiembre de 2003.
2) “Angels & Demons”, por Dan Brown. Pocket Stars Books, U.S.A. La primera edición en pasta dura apareció en el año 2001 y la versión que he estudiado es la de bolsillo, cuya fecha de impresión es julio de 2001. Consta de 572 páginas numeradas, más 20 sin número y dedicadas a presentar un avance del título “Deception Point” del mismo autor. Desconozco si la versión ha sido traducida al español.
3) El tíítulo previo “El Código de Da Vinci” ha registrado extraordinarias ventas y se le identifica en la lista de best sellers.
4) Alejo Carpentier. “El Arpa y la Sombra”
5) Una traducción aproximada es: “Dios había encontrado la manera. El Chambelán del Papa aún lograba entender el por qué Robert Langdon había sido salvado. Era para traer la verdad, para lograr este final.
Este era el único camino para lograr la salvación de la iglesia.”






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Acerca de mí

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Cancún, Mexico
Escritor y Naturalista. Licenciado en Biología por la Universidad Nacional Autónoma de México, con estudios en Texas A&M University Campus Kingsville y The University of Florida.